Sura 41: "Susanita"
1. Susanita… ¡tan bonita!
(una nena que tu padre trajo)
vino un gato y festejó a la nena
que tu padre trajo.
2. Así es este amor
(no televisión).
3. Su pelo endulza su pañuelo
(y a nadie le amarga un dulce)
vino un gato y festejó lo dulce
que tu padre trajo.
4. Así es este amor
(no televisión).
Sura redonda.
El Indio Solari declaró, “Al principio cantaba: Zulemita, tan bonita…”.
Zulema, en árabe significa, mujer segura, sana y fuerte, pero también tranquila (que no quiere decir que sea sumisa).
Habla de las relaciones que se dan en la cultura de los países islámicos que muchas veces juzgamos sin conocer.
Desde ya partiendo de un ideal, en muchos países islámicos las parejas se conocen a través de una presentación familiar (una nena que tu padre trajo). La familia como un ámbito sano y de confianza. Ambas familias se involucran con el fin de que la relación sea lo más sana posible. Las partes confían en el criterio de sus padres y madres, pero la decisión final siempre es del chico o chica. El amor romántico que vemos en las novelas no es parte de la idiosincrasia de esa cultura. (No televisión).
Es real también que en muchos lugares aún existen matrimonios arreglados, presiones para que se una persona se case, control de la familia sobre la mujer, etc. Desde la norma ideal islámica, la libertad de elección siempre prima sobre todo.
Sobre el matrimonio o casamiento tiene un fin que es preservar todos los derechos de la mujer y de los hijos e hijas en caso de que hubiere, no muy diferente a las leyes de cualquier otro país. Derecho al divorcio, a la herencia, manutención de hijos e hijas, derecho a la identidad, etc. El matrimonio bajo la cultura islámica no es más que una firma de un contrato, en donde se deja constancia algunos puntos que la mujer desea agregar, sin ir contra los derechos ya adquiridos, desde ya le quita tal vez la magia del matrimonio celebrado en otras culturas. Es como un casamiento civil y no una celebración de una misa religiosa. (No televisión).
El Sheij Mohammad Abdullah, de la Tariqa Sufí Ansariyya indica:
“Es común pensar y decir que el Corán es para todo tiempo, que lo que dice aplica a todo el mundo en todos los tiempos y en todos lugares. Un gran peligro para la sociedad en general es la fe ciega. Yo digo que el Corán es la palabra de Dios, sin embargo, el lenguaje de hace 1400 años y más de los libros sagrados no se puede entender literalmente hoy en día, no porque la verdad haya cambiado sino que nuestros cerebros han cambiado debido a tiempo e influencias de la cultura, sociedad y el ambiente en general, o sea, es un mundo totalmente diferente ahora.
Hoy en día la situación es totalmente diferente al tiempo en que el Corán fue revelado. La mujer de hoy en día no es dependiente del hombre y en muchos casos los papeles han cambiado muchísimo (la mujer puede ser la que mantiene a la familia), además no existe el mismo tipo de peligro que en aquel tiempo.
El matrimonio puede ser una parte integral del camino espiritual, siempre y cuando las dos personas estén trabajando en eso, el desarrollo espiritual, que los dos quieran hacer lo correcto, que los dos quieran lo mejor para el otro.
Así que, un matrimonio puede ser un paraíso o un infierno, o sea, una herramienta o un obstáculo. Un matrimonio desigual puede poner frenos al progreso espiritual.
“NO CABE coacción en asuntos de fe.” (Corán 2:256)
La decisión de casarte o no es una decisión tuya. No permitas que otras personas controlen tu vida.”
Su pelo endulza su pañuelo,
Referencia al hiyab.
Wadía Duhni, señala: “no es incompatible llevar velo y ser feminista.”
“Es una práctica religiosa más. Quienes piensan que esto es una contradicción otorgan a un trozo de tela o a los centímetros de piel que mostramos o cubrimos el poder de definir el grado de libertad de una mujer. Es simplista, paternalista y etnocentrista. Las mujeres no somos un velo, un escote o una minifalda. Olvidan que la libertad está en la mente y prejuzgan que quienes usamos hijab, sistemáticamente, somos sujetos pasivos a los que liberar, rescatar, civilizar, democratizar a cañonazos y esas cosas”, comenta.
“Mi guerra contra quienes nos niegan es sin cuartel: musulmachos (machirulos que usan la religión ilegítimamente para usurpar nuestros legítimos derechos coránicos), extremismos laicos (que practican la Inquisición a la inversa, y pretenden quemarnos en la hoguera por creer en Dios y practicar nuestra fe) y feminismos coloniales (que lapidan nuestra capacidad de empoderamiento y emancipación desde nuestro contexto religioso). Mi mayor desafío es un mundo libre de violencias de género y mi herramienta, la sororidad”, añade.
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¿Se puede ser feminista y llevar hijab?
¡Basta de comprar estereotipos! ¡No televisión!
Imagen: Pintura callejera sobre la figura de la activista Alaa Salah.
Alaa Salah (en árabe, آلاء صالح) es una estudiante sudanesa y activista en las protestas que llevaron al derrocamiento de Omar Hasán Ahmad al Bashir. Captó la atención internacional a través de una foto icónica de ella tomada por Lana Haroun que se volvió viral en abril de 2019. La imagen de Salah ha sido bautizada como "Mujer de blanco" o "Dama de la libertad" de Sudán.
Alaa Salah nació en 1996 o 1997. Su madre es diseñadora de moda y su padre trabaja en la industria de la construcción. Estudia ingeniería y arquitectura en la Universidad Internacional de Sudán en Jartum
Desde diciembre de 2018, se han producido una serie de protestas contra el presidente Omar al Bashir, exigiendo reformas económicas y la dimisión del presidente. Las protestas llevaron a que los militares destituyeran a al Bashir del poder e instalaran un consejo de transición en su lugar, dirigido por Ahmed Awad Ibn Auf, pero los manifestantes, entre ellos Salah, afirmaron que se trataba simplemente de un cambio de liderazgo en el mismo régimen y exigieron un consejo civil de transición.
Mientras continuaban las protestas, el 8 de abril Lana Haroun tomó la imagen de una mujer, inicialmente sin nombre, vestida con un thawb blanco de pie sobre un coche, que habló y cantó con otras mujeres a su alrededor durante una sentada cerca del cuartel general del ejército y el palacio presidencial. La imagen fue ampliamente compartida en redes sociales y atrajo la atención de los medios de comunicación internacionales. Ha sido descrita como un símbolo del papel crucial de las mujeres en el éxito de las manifestaciones, ya que la gran mayoría de los manifestantes, casi el 70%, son mujeres.
La túnica blanca de Salah, un thawb tradicional sudanés, recordaba la vestimenta de las mujeres sudanesas que protestaban contra dictaduras anteriores, así como la de los estudiantes manifestantes a los que se llamaba "Kandakes" en honor a las antiguas reinas nubias. Sus aretes de oro son un atuendo femenino tradicional de boda. Los comentaristas llamaron a la pose "la imagen de la revolución". Hala Al-Karib, una activista sudanesa por los derechos de las mujeres, dijo: "Es un símbolo de la identidad de una mujer trabajadora, una mujer sudanesa que es capaz de hacer cualquier cosa pero que todavía aprecia su cultura".
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