Sura 57: "Música para pastillas"






Flacas gimnastas de América
Secas, austeras, soviética
Muchachitas fatales
En blancos zoquetes chinos
Son todas joyas, patricias de amor

La más hermosa niña del mundo
Puede dar sólo lo que tiene para dar
Música para pastillas (¡rápido!)
Y mucha cuchillería
Pará, mi amor, esto está muy Shangai

Rockeros bonitos, educaditos
Con grandes gastos, educaditos
Emboquen el tiro libre
Que los buenos volvieron
Y están rodando cine de terror

Interpretación:

Cuando escucho este tema me lleva a la imagen de las huríes, donde hay mucha fantasía al respecto. En el ámbito del conocimiento popular son las 72 vírgenes prometidas para los mártires. En general hay un uso malintencionado alrededor de este concepto.

Flacas gimnastas de América
Secas, austeras, soviética
Muchachitas fatales
En blancos zoquetes chinos
Son todas joyas, patricias de amor
La más hermosa niña del mundo

Vayamos a la explicación de que son las/los huríes:

Lo primero que debemos entender es que son criaturas del Paraíso.

Para entrar en el Paraíso no existe diferencia entre la mujer y el hombre, y una de las recompensas de Dios en el Paraíso son los "hûr al-'aîn" (huríes de grandes ojos).

Así también deberá ponerse atención en que el vocablo hûr y 'aîn son utilizados tanto para el femenino como masculino, por consiguiente, tienen un amplio significado que incluyen a todas las parejas del Paraíso.

Es necesario agregar que para servir a la gente del Paraíso existen “gilmân” o sirvientes (bellos jóvenes del Paraíso) y no existe diferencia en su género.

“Serán rodeados por sirvientes, bellos (gilman) como perlas guardadas.” (52:24)

Por otro lado recomiendo es “La huríes en la tradición islámica” por Concepción Castillo.

Aquí va un pequeño resumen:

Comencemos por presentar, en síntesis, cuanto dice el Corán -en diversas suras-acerca de dicho tema. Pues bien, leemos ahí que los creyentes tendrán, en el paraíso, a las huríes como esposas (52, 20), y las tendrán como recompensa por cuanto han hecho en este mundo (56, 23/24); las huríes son puras (2,23/25; 3, 13/15; 4,.60/ 57); no las habrá tocado ni hombre alguno ni genio (55, 56); tienen los ojos rasgados (44, 54; 56, 22/23) y son parecidos a la perla semioculta (56, 22/23); su mirada es recatada (37, 47 /48); también son comparadas al rubí y al coral (55, 58); viven en pabellones (55, 72), apoyándose -al igual que sus esposos-en divanes (35, 56); también se dice, finalmente, que tendrán la misma edad que los creyentes que las van a gozar (38, 52; 78, 33).

Estos son los datos que ofrece el Corán acerca de esas mujeres maravillosas. Y fue a partir de ellos que la imaginación popular -a lo largo de toda la tradición-comenzó a desarrollar y ampliar informaciones y precisiones, las cuales -muchas veces-poco o nada tienen que ver con los datos originales.

Es más, debemos añadir que los textos se contradicen, repetidas veces, en cuanto a los elementos que aportan, por lo que nos hemos visto obligados a seleccionar aquellos que nos parecieron más significativos y que mejor permiten tejer una descripción más coherente de cuanto se pensaba acerca de las famosas huríes.

Origen:

Son todas joyas, patricias de amor

Dícese patricio/patricia a persona de origen noble, clase social alta, en la antigua Roma, dicho de una persona: Que descendía de los primeros senadores y formaba parte de la clase social privilegiada.

Un dato inicial en el que se insiste es que las huríes tienen un origen divino, no humano. Así, se afirma de modo explícito, que no fueron engendradas por Adán y Eva, sino que su procedencia deriva directamente de Dios.

Dado este origen extraordinario, era lógico que las huríes no fueran imaginadas con una naturaleza semejante a la que tienen las mujeres corrientes de este mundo, sino como formadas a partir de algo muy especial y maravilloso. Y así, un texto procedente de Ibn 'Abbiis afirma que Dios creó las huríes a partir de los siguientes elementos: desde los dedos de sus pies hasta sus rodillas están hechas de azafrán; desde sus rodillas hasta sus senos, de almizcle oloroso; desde sus senos hasta su cuello, de ámbar brillante y desde su cuello hasta su cabeza están hechas de alcanfor blanco

Flacas gimnastas de América
Secas, austeras, soviética
Muchachitas fatales
En blancos zoquetes chinos

Este texto tiene varias recopilaciones de posibles descripciones de su aspecto físico, carácter, hábitat, etc. Cada autor pone un poco de su imaginación y deseo.

Omar Abboud, secretario general del Centro Islámico de la Argentina y el vocero más frecuente de esa comunidad:

-En ninguna parte del Corán se afirma que las huríes sean vírgenes ni que tengan que ser 72. Lo que trasciende de la escritura es que son seres bellísimos, puros y de una misma edad. Hay un dicho del Profeta del islam que asegura: "En el jardín del paraíso hay cosas que el ojo no vio ni el oído escuchó". Las equivalencias con la realidad que conocemos inducen a serios errores.

Desde el punto de vista del sufismo:


Algunas enseñanzas sufís indican que las/los huríes somos nosotros/nosotros mismos.

“Las huríes del Paraíso son tus nufus, tus almas, tus respiraciones.
Una persona está en la Yanna (paraíso) con sus nufus. Con ellas se une uno, por eso el Corán usa un lenguaje sexual para ese encuentro. Esto quiere decir que en esta vida uno no está unido a sus nufus, no gozas de ellas, estás separado de ellas.”

En el libro “El tiempo de la Baraka” encontramos lo siguiente:

Puede dar sólo lo que tiene para dar

-¿Qué es el Paraíso?
-Igual que el Fuego, el Paraíso no es algo ajeno a ti que recibes, sino algo interior a ti que se proyecta sobre la realidad exterior. Esto es lo que no entienden muchas personas: hay un nivel de la experiencia en la que tú engendras Paraíso o Fuego.

-¿Podemos imaginar cómo es ese Paraíso?
-No sólo nos es lícito imaginarlo sino que cada persona construiremos nuestro Paraíso con aquello que deseamos apasionadamente.

-¿Cómo era el Paraíso de Muhammad?
-¿Cómo es el Paraíso de Muhammad? El Paraíso de cada persona es como ella.

-Por lo que se deduce que las descripciones sobre el Paraíso, además de una intensa y gozosa sexualidad, parece que cada persona es una realidad completa en sí misma, un insan Kamil.
-Cada persona y su pareja son una sola realidad…

-¿Cómo sabemos que eso será así?
-Pregunta por pregunta…¿Qué significa ser hombre o ser mujer en el momento de la unión sexual? O ¿qué significa ser hombre o mujer en el instante de la muerte?

-Hay un equívoco muy extendido sobre las huríes que dan placer a los hombres en el Paraíso…
-Hur al ayn (que en árabe es un plural femenino y masculino) es el completamiento sexual de los habitantes del Jardín que lo precisen, sean hombres o mujeres.

-¿Y qué hay de eso que dicen algunos sufís de que las huríes del Paraíso son tus almas (nufus), todas las almas que has tenido a lo largo de tu vida, las identidades por las que has ido pasando y con las que vuelves a reencontrarte?
-¿Tú contigo mismo?...¡Qué forma tan onanista de concebir el encuentro sexual!.


Una conclusión a la que podemos llegar es que una de las bondades del Paraíso es que nadie sufrirá la soledad.

Música para pastillas (¡rápido!)
Y mucha cuchillería
Pará, mi amor, esto está muy Shangai

Emboquen el tiro libre
Que los buenos volvieron
Y están rodando cine de terror

Para explicar estar estrofas debemos analizar el uso de algunos conceptos islámico que son “aprovechados” tanto por islamófobos y terroristas para expandir sus ideas aprovechándose de la ignorancia general.

Música para pastillas (¡rápido!)

La idea de la información rápida y sin mucho análisis que es el concepto comunicacional de “pastilla”. Las Pastillas Informativas fueron pensadas como un formato de comunicación para enterar a la mayor cantidad posible de personas mediante la lógica de la viralización al compartir mensajes.

Y mucha cuchillería

Es evidente el sesgo informativo, el recorte de la información.

La escritora Lesley Hazleton, ha dicho en una charla lo siguiente:

“El hecho de que tan poca gente lea realmente el Corán es precisamente la razón por la que es tan fácil citarlo, es decir, citar erróneamente frases y fragmentos sacados de contexto en lo que yo llamo la "versión subrayada", que es la preferida tanto por los fundamentalistas musulmanes como por los islamófobos antimusulmanes.”

Esto está muy Shangai

Según el Indio Solari esta es una expresión utilizada en Brasil, que significa esto está muy oscuro, muy turbio.

Emboquen el tiro libre
Y están rodando cine de terror

Tanto los islamófobos como los terroristas se valen de la desinformación con el objetivo de general caos o violencia para su propio beneficio. Y saben aprovechar el momento oportuno y la error del otro.

Rockeros bonitos, educaditos
Con grandes gastos, educaditos

En general quien está detrás de ambos grupos tiene recursos, saben y entienden bien lo que hacen. Y los más notorio es que se presentan como bienintencionados.

Que los buenos volvieron

En general la comunidad islámica vive en un constante explicarse, en pedir perdón por violencia que se ha cometido en su nombre.
Pero también dio lugar a un espacio perdido de la comunicación, de generación pensamientos y que otrora supo tener.


En este link les dejo la charla realizada por Lesley Hazleton, donde habla de las 72 vírgenes y de la desinformación.




Transcripción:

Lesley Hazleton - Escritora británica-estadounidense

Es posible que haya oído hablar de la idea del Corán de que el paraíso son 72 vírgenes, y le prometo que volveré sobre esas vírgenes. Pero de hecho, aquí en el Noroeste, vivimos muy cerca de la verdadera idea coránica del paraíso, definido 36 veces como "jardines regados por arroyos corrientes". Como vivo en una casa flotante en la corriente del lago Union, esto tiene mucho sentido para mí.

Pero ¿cómo es que es nuevo para la mayoría de la gente? Conozco a muchos no musulmanes bienintencionados que han empezado a leer el Corán, pero lo han dejado, desconcertados por su "otredad". El historiador Thomas Carlyle consideraba a Muhammad uno de los mayores héroes del mundo, pero incluso él dijo que el Corán era "la lectura más pesada que jamás he emprendido; un batiburrillo cansino y confuso". Parte del problema, creo, es que imaginamos que el Corán puede leerse como solemos leer un libro, como si pudiéramos acurrucarnos con él en una tarde lluviosa con un bol de palomitas al alcance de la mano, como si Dios -y el Corán está enteramente en la voz de Dios hablando a Muhammad- fuera un autor más en la lista de los más vendidos.

Sin embargo, el hecho de que tan poca gente lea realmente el Corán es precisamente la razón por la que es tan fácil citarlo, es decir, citar erróneamente frases y fragmentos sacados de contexto en lo que yo llamo la "versión subrayada", que es la preferida tanto por los fundamentalistas musulmanes como por los islamófobos antimusulmanes.

Así que la primavera pasada, mientras me preparaba para empezar a escribir una biografía de Muhammad, me di cuenta de que necesitaba leer el Corán como es debido, tan como pudiera, ya que mi árabe se reduce ahora a manejar un diccionario, así que cogí cuatro traducciones muy conocidas y decidí leerlas una al lado de la otra, versículo a versículo, junto con una transliteración y el árabe original del siglo VII.

Tenía una ventaja. Mi último libro trataba sobre la historia de la división entre chiíes y suníes, y para ello había trabajado estrechamente con las primeras historias islámicas, por lo que conocía los acontecimientos a los que el Corán se refiere constantemente, su marco de referencia.

Sabía lo suficiente, es decir, para saber que sería un turista en el Corán, un turista informado, un turista experimentado, incluso, pero todavía un extraño, un judío agnóstico leyendo el libro sagrado de otra persona. Así que leí despacio. Había reservado tres semanas para este proyecto, y creo que eso es lo que se entiende por "arrogancia", porque resultaron ser tres meses. Resistí la tentación de saltar al final, donde están los capítulos más cortos y claramente místicos. Pero cada vez que creía que empezaba a dominar el Corán -esa sensación de "ya lo entiendo"- se me escapaba de la noche a la mañana, y volvía por la mañana, preguntándome si no estaría perdido en una tierra extraña.

Y, sin embargo, el terreno era muy familiar. El Corán declara que viene a renovar el mensaje de la Torá y los Evangelios. Así que un tercio del mismo repite las historias de figuras bíblicas como Abraham, Moisés, José, María, Jesús. Dios mismo era totalmente familiar desde su anterior manifestación como Yahvé, insistiendo celosamente en que no hubiera otros dioses. La presencia de camellos, montañas, pozos y manantiales del desierto me retrotrajo al año que pasé vagando por el desierto del Sinaí.

Y luego estaba la lengua, su cadencia rítmica, que me recordaba las tardes que pasaba escuchando a los ancianos beduinos recitar de memoria poemas narrativos de varias horas de duración. Y empecé a comprender por qué se dice que el Corán es realmente el Corán sólo en árabe. Por ejemplo, la Fatihah, el capítulo inicial de siete versos que es el Padre Nuestro y el Shema Yisrael del Islam combinados. Son sólo 29 palabras en árabe, pero entre 65 y 72 en la traducción. Y, sin embargo, cuanto más se añade, más parece faltar.

El árabe tiene una cualidad encantadora, casi hipnótica, que pide ser escuchada más que leída, sentida más que analizada. Quiere ser cantado en voz alta, para que su música suene en el oído y en la lengua. Así que el Corán en español es una especie de sombra de sí mismo, o como Arthur Arberry llamó a su versión, "una interpretación". Pero no todo se pierde en la traducción. Como promete el Corán, la paciencia se ve recompensada, y hay muchas sorpresas: un grado de conciencia medioambiental, por ejemplo, y de los seres humanos como meros administradores de la creación de Dios, sin parangón en la Biblia.

Y donde la Biblia se dirige exclusivamente a los hombres, utilizando el masculino en segunda y tercera persona, el Corán incluye a las mujeres, hablando, por ejemplo, de hombres creyentes y mujeres creyentes, hombres honorables y mujeres honorables. O tomemos el infame versículo sobre matar a los infieles. Sí, lo dice, pero en un contexto muy específico: la conquista anticipada de la ciudad santuario de La Meca, donde normalmente estaba prohibido luchar. Y el permiso viene acompañado de calificativos. No se dice: "Debes matar a los infieles en La Meca", sino que puedes hacerlo, se te permite, pero sólo después de un período de gracia, y sólo si no hay otro pacto en vigor, y sólo si intentan impedirte llegar a la Kaaba, y sólo si te atacan primero.

E incluso entonces -Dios es misericordioso; el perdón es supremo- y por tanto, esencialmente, mejor si no lo haces. Esta fue quizá la mayor sorpresa: lo flexible que es el Corán, al menos en mentes que no son fundamentalmente inflexibles. "Algunos de estos versículos tienen un significado definido", dice, "y otros son ambiguos". Los perversos de corazón buscarán las ambigüedades, intentando crear discordia fijando significados propios. Sólo Dios conoce el verdadero significado.

La frase "Dios es sutil" aparece una y otra vez, y de hecho, todo el Corán es mucho más sutil de lo que a la mayoría de nosotros nos han hecho creer. Como, por ejemplo, en ese pequeño asunto de las vírgenes y el paraíso. Aquí entra en juego el orientalismo a la antigua. La palabra utilizada cuatro veces es "huríes", que se traduce como doncellas de ojos oscuros y pechos turgentes, o como vírgenes hermosas y de altos pechos. Sin embargo, en el original árabe sólo aparece esa palabra: huríes. Ni un pecho turgente ni un pecho alto a la vista.

Puede que sea una forma de decir "seres puros", como los ángeles, o puede que sea como el griego "kouros" o "kore", juventud eterna. Pero la verdad es que nadie lo sabe. Y esa es la cuestión. Porque el Corán es bastante claro cuando dice que serás "una nueva creación en el paraíso", y que serás "recreado en una forma desconocida para ti", lo que me parece una perspectiva mucho más atractiva que una virgen.

Y ese número 72 nunca aparece. No hay 72 vírgenes en el Corán. Esa idea no surgió hasta 300 años después, y la mayoría de los eruditos islámicos la ven como el equivalente a personas con alas sentadas en las nubes y rasgando arpas. El paraíso es todo lo contrario. No es virginidad; es fecundidad; es abundancia. Son jardines regados por arroyos. Gracias.

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