Sura 44: "Luzbelito y las sirenas"




1. -Luzbelito sabe que su destino es de soledad
ve también que los demás
se dan cuentan de la risa que le da.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! que risa le da.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! que risa le da.

2. -Un par de culos va a patear
de los que le juran más lealtad
y llorará en su corazón
como un nazareno del Cuzco.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! esa lágrima.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! que risa le da.

3. -La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo
si un dios bobeta -¡Bim bum bam!
toca en tu roncanrol lacrimógeno.
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡esa lágrima!
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! ¡que risa le da!

4. -Estos ojos… ¿de quién son?
¿de quién son mis deseos de hoy?
¿y este insomnio de quién es?
(Luzbelito pregunta una y otra vez…)
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! mis deseos de hoy…
¡Ay! ¡Ay! ¡Ay! mis deseos de hoy…


Sura Redonda.

Para conocer mejor al personaje de Luzbelito les recomiendo leer Sura 16 “Fanfarria del cabrío” y Sura 33 “Gualicho”.

El título enlaza a Luzbelito con las sirenas, personajes mitológicos que llevaban a la perdición a los navegantes que escuchaban sus cantares. Curiosamente las sirenas no aparecen en la letra.

Luzbelito, Iblis, Sheytan es quien comanda a los genios y las genias que tienen una función similar al de las sirenas, con sus susurros, seduce y engaña a las personas para llevarlas a su perdición, como se comentó en Sura 1 “Motor psico” y en Sura 2 “Mi genio amor”.

“Dijo [Shaitán]: Por haberme descarriado acecharé a las personas para apartarles de Tu sendero. Procuraré seducirles por delante, por detrás, por la derecha y por la izquierda; y verás que la mayoría no serán agradecidas”. (7: 16-17)

¿de quién son mis deseos de hoy?

“Les hace promesas y les da falsas esperanzas, pero Satanás no les promete sino algo ilusorio”. (4: 120)

El término Iblis puede haber sido derivado del árabe con su raíz verbal bls con el amplio significado de "permanecer en el dolor “o Balasa , "perdió la esperanza". Además, el nombre está relacionado con talbis que significa confusión. Sin embargo, no existe un acuerdo general sobre su significado. El nombre en sí no se pudo encontrar antes del Corán.

A pesar de que Iblis es a menudo comparado con el diablo de la teología cristiana, la cosmovisión islámica rechaza la idea de que el diablo es un adversario de Allah. Por otra parte, no hay ninguna mención de Iblis tratando de tomar el lugar de Allah. De acuerdo con el Corán fue condenado debido a su desprecio hacia la humanidad. Como una mera criatura, Iblis no puede ser la causa del mal en el mundo, es sólo una entidad tentadora que se aprovecha de la inclinación de las personas a ser egocéntricas y para apartarles de la paz y la justicia (Islam).

Iblis es mencionado 11 veces en el Corán por su nombre, 9 veces relacionados con su rebelión contra el mandato de La Divinidad a postrarse ante Adán. El término Shaitan es más prevalente, aunque Iblis se refiere a veces como Shaitan los términos no son intercambiables.

El sabio Rumi ve a Iblis como la manifestación de la soberbia y la envidia. Ha dicho que "La astucia es la inteligencia de Iblis, y el amor es la de Adán.". Iblis representa el principio de la inteligencia "de un solo ojo"; que sólo vio la forma terrenal de Adán hacia afuera, pero era ciego a la chispa divina oculta en él. Hasan de Basra sostiene que Iblis fue el primero que utilizó "analogía", comparándose con otra persona. Iblis también representa la psique de las personas en la inclinación hacia el error y muestra cómo el amor puede causar la envidia y la ansiedad de perder un ser querido.

Cosmovisión:

Los puntos de vista teológicos sobre Iblis se dividen en dos grandes grupos:
  • Iblis es de un tipo de ángel, que fue creado del fuego.
  • Iblis es un jinn (genio) que difiere de los ángeles, que están hechos de luz.
Como un ángel

Como un ángel, Iblis se describe como un arcángel, el líder y maestro de los otros ángeles, y un guardián de los cielos. Al mismo tiempo, él era el más cercano al Trono de Allah. La Divinidad le dio autoridad sobre los cielos inferiores y la tierra. Iblis es también considerado como el líder de los ángeles que luchaban con los genios terrenales. Por lo tanto, Iblis y su ejército condujeron a los genios a la orilla del mundo, Monte Qaf. Al conocer la existencia de la corrupción de los antiguos habitantes, Iblis protestó cuando se le instruyó a postrarse ante el nuevo habitante de tierra, que era Adán. Se supone que los ángeles que alaban día y noche a La Divinidad son superiores en contraste con humanidad creada de barro. Incluso se consideraba superior en comparación con los otros ángeles, puesto que él era (uno de los) creado a partir de fuego. Sin embargo, fue degradado por La Divinidad por su arrogancia. Pero Iblis hizo una petición para demostrar que él es en realidad su servidor, por lo tanto, Allah le ha confiado como un tentador para la humanidad.

Por otra parte, la transformación de Iblis de angélica en demoníaca es un recordatorio de la capacidad para revertir la injusticia incluso en un nivel ontológico. Es a la vez una advertencia y un recordatorio porque los dones especiales dados por La Divinidad también pueden ser quitado.

Como Jinn

Iblis se coloca comúnmente como uno de los genios, que vivió en la tierra durante la batalla de los ángeles. A diferencia de otros genios, los ángeles quedaron impresionados por su nobleza y se le permitió unirse a la compañía de los ángeles.

En algunas interpretaciones, Iblis se asocia con la luz que engaña a la gente. Hasan de Basra fue citado diciendo: "Si Iblis se revelara su luz a la humanidad, ellos lo adoran como dios". Quzat Hamadani relata su interpretación de la luz de Iblis a la shahada : De acuerdo con ello, las personas cuyo servicio a Allah es sólo superficial, se encuentran atrapadas en el círculo de la ilah (la primera parte del shahada que significa 'no hay Divinidad') adorando a sus nafs (ego) en lugar de Allah. Sólo aquellas que son dignas de salir de este círculo, puede pasar Iblis hacia el círculo de illa Allah, la presencia divina.

Luzbelito sabe que su destino es de soledad
ve también que los demás
se dan cuentan de la risa que le da.

Ya es conocida la historia y Luzbelito sabe que está en antípodas de la humanidad. La Divinidad nos advierte esto:

“Ciertamente, Satán es enemigo vuestro: tratadle pues como a un enemigo.” (35:6)

Un par de culos va a patear
de los que le juran más lealtad
y llorará en su corazón
como un nazareno del Cuzco.

También sabe que deberá abandonar a su suerte a toda persona que le sigue.

Hasan Ibn Zabit compuso estos versos:

“Les llevó engañados, y entonces les abandonó,
El perverso es para quien le sigue, finalmente una decepción”.

“Y cuando todo esté decidido, Satán dirá: “¡Ciertamente, La Divinidad os prometió algo que tenía que cumplirse! Y yo, también, os hice [toda clase de] promesas --pero os estaba engañando. Sin embargo, no tenía yo en absoluto poder sobre ustedes: pero os llamé --y ustedes me respondisteis. Así pues, no me culpéis a mí, sino cúlpense a ustedes. No soy yo quien deba responder a su llamada, ni ustedes a la mía: pues, ciertamente, [siempre] me he negado a aceptar que hubiera algo de verdad en su creencia previa de que era yo partícipe en la divinidad de Allah.” En verdad, a todas las personas que hicieron daño les aguarda una consecuencia por ello. (14:22)


La vida sin problemas es matar el tiempo a lo bobo
si un dios bobeta -¡Bim bum bam!
toca en tu roncanrol lacrimógeno.

Una de las funciones de Luzbelito es hacer olvidar, confundir, para lograr el error en las personas. También hacer de La Divinidad un dios tonto, un dios de lógica humana elemental, como, por ejemplo, si sigues este camino, te va a ir bien y no tendrás problemas, tendrás éxitos y todo será color de rosas y el Indio nos advierte sobre esto. La Divinidad en el Corán nos advierte que vamos a pasar por momentos difíciles, la vida es difícil, nos advierte de los peligros, de las injusticias, etc. Para ello nos pide paciencia, y un accionar justo.
Quién sigue un dios con la promesa de que todo le va a ir bien, ante la primera dificultad, esa deidad es soltada o tal vez peor, esa persona se autocastiga ya que cree que es producto de su mala fe.

“Y ciertamente por dificultades, peligro, hambre, perdida de bienes, de vidas y de frutos [del trabajo]. Pero da buenas nuevas a las personas que son pacientes en la adversidad que cuando les sucede una desgracia, dicen: "En verdad, de La Divinidad somos y, ciertamente, a Ella hemos de volver." (2:155-156)

Matar el tiempo a lo bobo es lo que en el vocabulario islámico se denomina “gafla”:

La gafla es la estar distraído, pero más aún, ser negligente, la distracción que te hace cómplice de las injusticias que hay a tu alrededor.

Dice el sheij:

“El Corán “impacta” (daraba) con ejemplos. El Corán te hace polvo, te imposibilita que sigas en un atontamiento negligente y cómplice (gafla).
La persona que construye una civilización destinada a la salud colectiva (como es la islámica) ante las mismas afirmaciones se estremece de impresión y es removido de la gafla, de la distracción, del aturdimiento. Ésta ha sido la finalidad de las Revelaciones, activar a las personas, y no dotarle de una serie de explicaciones metafísicas acerca del universo.”

Luzbelito pregunta una y otra vez:
Estos ojos… ¿de quién son?


Dijo un Sheij al ser preguntado sobre la ausencia o presencia de La Divinidad.

-Podemos existir paladeando Su Ausencia o velando Su presencia…
-No es la ausencia de Allah en la que vives, sino en tu propia ausencia. Y tampoco puedes velar Su presencia… Allah, no está velado. Nada es capaz de velarlo. Eres tú el que está velado…El velo que no veas a Allah no está en el mundo exterior, sino en tu ojo.

Un dicho nos enseña: “Si La Divinidad nos ama, se convertirá en el oído con el que oímos, en los ojos con la que vemos, la mano con la que tocamos y los pies con el que andamos.”

El tesoro que no ves.


¿y este insomnio de quién es?

Khalid, un compañero del Profeta Muhammad (la paz sea con él) una vez se quejó porque no dormía bien por las noches.

El Profeta (la paz sea con él) dijo:

"Cuando vayas a la cama di: '¡Oh Allah! Divinidad de los siete cielos y de lo que está debajo de ellos, Divinidad de las tierras y lo que llevan, y ¡Divinidad de los diablos y quienquiera que engaña! Sé mi apoyo contra el mal de todas las criatuas de tu creación, impide que me causen ningún daño o injusticia. Divinidad Poderosa, Evidentemente, Fuente de Todo Sostienen, de hecho, es honorable tu alabanza, y no hay ninguna deidad digna de culto excepto Tú. "

Las Sirenas:

Vamos a ir a una fatwa extremadamente rara y sorprendente:

¿Ciertos especialistas de los peces del mundo marino dicen que hay existencia de un pez quién posee una cabeza semejante a la cabeza de una mujer, este pez les posee una cara y unos cabellos semejantes a los de la mujer, la gente lo llama Sirena (mujer mágica en las fabulas) es autorizado el comer de este pez?

Respuesta del Sheikh Al-Fawzan (HafiduLlah):

Sí efectivamente existe un tipo de pez que tiene semejanzas físicas con los seres humanos, le llamamos “Persona de mar” y sin embargo podemos comerlo sin preocuparse, porque como dijo el mensajero de Allah (salla Allahu a3leyhi wa salam):
"Todo lo que es pescado en el mar es comestible".
Así que podemos comerlo aunque este tenga semejanzas físicas ya sea con un hombre o una mujer.
(Fin de la explicación del Sheikh)
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Fuente: Sheikh Salih Bin Fawzan Bin 'Abdillah Al Fawzan
Audio en Árabe: box.net 19i96jt48j
Traducido del francés al castellano por: Ummu Raihana Al-Andalusiya

Esto es jurisprudencia y no aqeedah (creencia). إنسان الماء (persona de agua) es una criatura que se menciona en las normas de alimentación de los juristas, mientras que su existencia no se confirma ni se niega en las creencias islámicas del Corán o los ahadices.
El público de la época creía en estas criaturas míticas cuyos relatos eran traídos por viajeros y pescadores. Se preguntaba a los juristas sobre ellas y ellos respondían basándose en principios. No tenían forma de saber si la criatura existía realmente ni ninguna razón para dudar de ella.
También es posible que el nombre se aplicara a alguna criatura real que tuviera un parecido pasajero con los humanos.


Comparto un cuento creado por Zainab Bint Youns llamado “La Jurisprudencia para casarse con una Sirena (o: Un cuento de la Huri del Mar)”. Dejo la terminología árabe, ya que su traducción y/o explicación lo haría muy engorroso.

The Fiqh of Marrying Mermaids (or: A Tale of the Hoori of the Sea)

 by Zainab bint Younus





Bismillaahir'Rahmaan arRaheem... Ithaa waqa'ati'l waaqi'ah..."

En una pequeña embarcación en el océano, un hombre solitario permanecía en oración, barbudo y regio incluso en las profundidades de la noche. Su voz caía y se elevaba con la cadencia de las palabras divinas, resonando en el mar. "Wa hoorin 'ayn, ka amthaalin lu'lu'..." vaciló un momento, tratando de recordar la descripción de las siervas celestiales.

"Ka amthaalil lu'lu' il-maknoon", le corrigió una voz femenina y ronca.

"Ka amthaalil lu'lu' il-maknoon", entonó, y luego se sobresaltó, girando los ojos en busca de la fuente de la corrección coránica.

Su mirada se posó en un par de ojos, sorprendentemente brillantes en la oscuridad: ámbar, con la misma cualidad reflectante de un gato.

Sin embargo, no era un gato lo que le devolvía la mirada. Dos brazos muy humanos (aunque ligeramente fosforescentes) se apoyaban en las barandillas de la cubierta de la embarcación, levantando un torso muy humano y -gritó y retrocedió de un salto- una cola muy inhumana de cintura para abajo, con escamas de color negro azulado que brillaban en la oscuridad y que terminaban en aletas translúcidas que caían delicadamente sobre la cubierta.

Por un momento salvaje, todo lo que pudo pensar fue: "¡No tiene sujetador de concha!" - porque sí, la criatura tenía un rostro claramente femenino, enmarcado por lo que parecía ser una franja de algas sedosas que le cubrían los hombros y el cuerpo. Entonces se sonrojó, porque no debería haber estado pensando en sujetadores de conchas marinas (¡AstaghfirAllah! Se arrepintió apresuradamente), y entonces ahogó otro grito y tosió: "¿Quién eres? ¿Qué eres?"

La criatura hizo un gesto de desaprobación. "Has roto tu salah. Se supone que no debes hacerlo". Sus ojos brillaron con picardía. "Soy una Hoor".

Definitivamente necesitaba sentarse para esto. "Una... Hoor...", repitió débilmente. Ella se rio, un sonido que evocaba la marea alta que se precipitaba, y remolinos traicioneros que te arrastraban a la corriente, y promesas de tesoros enterrados.

"Soy de los Hooriyat al-Bahr", dijo, aún riéndose de él. "No son exactamente los descritos en los Versos Divinos, pero", se acicaló, flexionando el poderoso músculo de su cola, "tampoco están muy lejos".

Se sorprendió a sí mismo mirándola de nuevo, y rápidamente bajó la mirada.

"¿Conoces el Corán?" Preguntó aturdido.

"Mejor que tú", replicó ella. "Soy haafidhah, después de todo". Ella agitó la cabeza y él vislumbró monedas deslustradas y conchas marinas pulidas en la red que cubría su cabello.

"¿Así que eres... musulmana... entonces?"

Ella le miró con desdén. "Por supuesto que soy musulmana", espetó. "Las Mer, como nos llaman los Faranji, siempre hemos sido creyentes en el Único Dios Verdadero, o al menos, la mayoría de nosotras lo somos. ¿No sabes que el Profeta Sulayman hablaba las lenguas de todas las criaturas? Si pudo hablar con las hormigas, es obvio que lo haría con las Mer".

"Pero, ¿cómo...?", señaló su cola, que ella golpeó deliberadamente en el agua, salpicándole. "¿Cómo rezas?"

"Los humanos sois realmente estúpidos", comentó ella. "¿Creéis que el Ghayb funciona según vuestras reglas? Wa maa khalaqtal jinna wa'l insa illa liya'budoon'. ¿Crees que nuestro Señor nos creó para adorarle sólo para dejarnos sin saber cómo hacerlo?"

Resopló burlonamente. "Lo siguiente que preguntarás es si tenemos que hacer la wudú", dijo ella burlonamente, y él se sonrojó de vergüenza porque *estaba* a punto de hacer esa misma pregunta.

Sabía que era una mala idea incluso antes de soltar la siguiente pregunta. "¿Es usted halal para comer?"

"Y esto", dijo el Hoori en voz alta al agua oscura que los rodeaba, "es por lo que mis antepasados ahogaban a los marineros con tanta regularidad. Cada vez que estos hombres humanos abren la boca, su estupidez no hace más que aumentar".

Suspiró, repentinamente cansado. "¿Por qué estás aquí?" Le preguntó. "¿Qué quieres de mí?"

Su mirada se agudizó, se volvió hambrienta. "Por fin", dijo ella con satisfacción. "Una pregunta inteligente". Se inclinó hacia delante y su voz se llenó de anhelo. "Quiero, necesito, formar parte de tu mundo. Hay tanto que necesito saber, tanto que necesito aprender, y el conocimiento que busco sólo está en tierra. No puedo convertirme en el erudito que deseo ser atrapado en el océano".

"¿Qué se supone que debo hacer al respecto?", preguntó él.

Ella lo miró fijamente. "Cásate conmigo".

Él balbuceó. "¿Qué - por qué - por qué yo?"

Ella parecía insultada. "¿Por qué no?"

"Quiero decir... ¿por qué tienes que casarte para hacer lo que sea que quieras hacer?"

Hizo un ruido de disgusto. "Patriarcado. Fiqh del mar. No se puede transformar a menos que una esté casada con un hombre humano. Se necesita un mahram para viajar por tierra". Agitó una mano con desprecio. "Entonces, ¿lo harás?"

a miró durante un largo rato. "¿Cuál es tu mahr?", preguntó finalmente.

"La libertad", dijo ella con prontitud. "Y a cambio, te casarás con una sirena".

"Necesitamos un wali, y testigos".

"¿Entonces eso es un sí?"

"Espera, ¿no se supone que debo proponerte matrimonio?"

Ella levantó una ceja hacia él. "¿Has oído hablar de Umm al-Mu'mineen Khadijah?"

Él parecía avergonzado. "Bueno... sí, entonces".

Su voz se tornó más profunda con una repentina seriedad. "Este es un juramento vinculante, a través de la tierra y el mar, de matrimonio, de libertad, de conocimiento. ¿Aceptas este juramento como propio?"

Se sorprendió a sí mismo respondiendo con gravedad. "Lo acepto".

Una sonrisa se dibujó en su rostro, una sonrisa verdadera, sin sarcasmo, y él se encontró devolviendo la sonrisa, con el corazón inexplicablemente ligero.

"Entonces, ¿vamos a conseguir ese wali, o qué?", preguntó, y ella sonrió.

"No te muevas", dijo ella, desenrollando su cola de los rieles. "Y no te cases con ninguna otra sirena mientras yo no esté".

"Lo intentaré", dijo con sorna.

Con un suave giro de su cuerpo, la Hoori se lanzó de nuevo al océano, con las escamas de obsidiana de su cola brillando a la luz de la luna.

Sólo cuando desapareció por completo bajo las olas, dejando tras de sí sólo ondas que se desvanecían rápidamente, se dio cuenta de que no sabía el nombre de su Hoori.



Imagen: "Insomnia" del artista turco Murat Turan

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