Sura 61: "Un ángel para tu soledad"






Ya sufriste cosas mejores que éstas
y vas a andar esta ruta, hoy,
cuando anochezca.

Tu esqueleto te trajo hasta aquí
con un cuerpo hambriento, veloz
y aquí ¡Gracias a dios!
uno no cree en lo que oye.

Angel de la soledad
y de la desolación
preso de tu ilusión vas a bailar,
a bailar... bailar.

Es tan simple, así
(no podés elegir)
Claro que no siempre, ves?
resulta bien

Atado con doble cordel
(el de simular),
no querés girar maniatado,
querés faulear...
y arremolinar.

Medís tu acrobacia y saltás.
Tu secreto es:
-La suerte del principiante
no puede fallar.-

Alguna vez, quizá, se te va la mano
y las llamas en pena invaden tu cuerpo
y caés en manos del Angel de la Soledad
y él ¡Gracias a dios!
tampoco cree en lo que oye.

Angel de la soledad
y de la desolación
preso de tu ilusión vas a bailar,
a bailar...bailar.

Por mis penas bailá
Y por tu soledad

Introducción:

Esta canción está dedicada al Profeta Muhammad, la paz y bendiciones de Allah sean sobre él, en las que se muestra su faceta más humana, la tristeza, sus pérdidas, sus errores, sentimiento de fracaso, sufrir rechazos y la sobre confianza.


Ya sufriste cosas mejores que éstas
y vas a andar esta ruta, hoy,
cuando anochezca.



Se refiere al “Viaje Nocturno y La Ascensión” (Al-Isra wal-Mi‘ray):


Se designa con el término Isrâ el viaje nocturno que Allah hizo emprender al Profeta Muhammad y que lo llevó desde la Mezquita Haram de Meca a la Mezquita Más Remota (al-Másŷid al-Aqsà), el Templo de Salomón en Jerusalén. Desde ahí, Muhammad ascendió por los diferentes cielos alcanzando alturas que no son dadas a imaginar ni a hombres ni a genios. Este segundo viaje en vertical recibe el nombre de Mi‘râŷ.


Ya sufriste cosas mejores que éstas

Aproximadamente 10 años después de que el Profeta Muhammad recibiera su primera revelación del Corán, sufrió dos graves pérdidas. Una fue la muerte de su tío Abu Talib, el hombre que lo apoyó y amó desde que era un niño huérfano, y apenas dos meses después murió su amada esposa, Jadiyah. Ese año se conoce como “el año de la tristeza”. En los años que precedieron a estos eventos tristes, los nuevos musulmanes, en especial el Profeta Muhammad, fueron perseguidos, ridiculizados y abusados. La fuerza y la lealtad de su tío, combinados con el amor y la compasión mostrados hacia él y por Jadiyah, lo ayudaron a mantenerse fuerte y a continuar difundiendo el mensaje enfrentándose a la grave adversidad. Sin embargo, ahora se sentía solo y sumamente abrumado por la tristeza.

El Profeta Muhammad fue víctima de las persecuciones que los qurashíes lanzaron contra los primeros musulmanes. Intentó buscarles refugio primero en una localidad próxima a Meca, en Tâif, pero tras un primer contacto con sus habitantes tuvo que volver a su ciudad tras sufrir un rechazo frontal. Los notables de Tâif lanzaron contra él a los niños y a los locos, para que lo apedrearan, y tuvo que buscar refugio en un huerto privado donde se desmoronó y reconoció ante Allah su debilidad y su falta de fuerzas para servirLe adecuadamente. Esta rendición de Muhammad, poniéndose en Manos de Allah, renunciando a sus propios recursos, es lo que lo convirtió realmente en alguien idóneo para trasmitir el Mensaje de la Unidad de Allah y la subordinación de la existencia a Su Verdad. Muhammad, al fracasar en Tâif, pensó que habría disgustado a Allah, pero era todo lo contrario. Acabó la invocación que dirigió a Allah con las siguientes palabras: “Pero si Tú no estás airado contra mí, nada tengo de lo que quejarme”.

El Viaje Nocturno a Jerusalén y la Ascensión hasta el séptimo cielo fue la recompensa a ese abandono absoluto en Allah. Allah alzó a Muhammad a causa de haber descubierto la verdadera magnitud de Allah en el sencillo acontecimiento que había tenido lugar en Tâif y a su sinceridad en él por encima de todas las criaturas. Ese suceso extraordinario fue la demostración de que todos los sufrimientos anteriores, todas las persecuciones de las que fueron víctimas los musulmanes, no eran un mal signo, sino una senda sobre la que se depuraban de ataduras, incluso las que los ligaban a sí mismos, mostrándose en ello la Ley de Allah, Su Senda, la que han de seguir los que Le aman para hacerse merecedores de la Bondad Absoluta de Allah.


Tu esqueleto te trajo hasta aquí
con un cuerpo hambriento, veloz

Para la mayoría de los musulmanes, ese fabuloso viaje fue llevado a cabo por el Profeta en espíritu y cuerpo. De pensarse que lo realizó tan solo en espíritu, la cosa no sería tan sorprendente; pero la concurrencia del cuerpo es lo que lo hace verdaderamente excepcional.

Fue un viaje físico, y todos los eventos que describiremos tuvieron lugar en una sola noche.
Los que nos han transmitido información sobre la Ascensión del Enviado de Allah pueden ser divididos en dos grupos -uno que sostiene que la Ascensión fue en cuerpo y en espíritu, y otro que sostiene que fue realizada por su espíritu y que su cuerpo no se movió de donde estaba. Pero aun estos últimos no quieren indicar que la Ascensión tuvo lugar en sueños: quieren decir simplemente que fue su propia alma la que fue realmente en el Viaje Nocturno y ascendió a los cielos, y que el alma presenció cosas que únicamente presencia después de la muerte [lit., mufaraqa, “separación”]. Su condición en esa ocasión fue similar a la condición del alma después de la muerte.... Pero lo que el Enviado de Allah (s.a.s.) experimentó en su Viaje Nocturno fue superior a las experiencias [ordinarias] del alma después de la muerte, y, por supuesto, muy superior a los sueños que uno ve cuando duerme... En cuanto a los profetas [con los que el Enviado de Allah se encontró en el cielo], eran solamente sus almas las que allí moraban después de la separación de sus cuerpos, mientras que el alma del Enviado de Allah ascendió allí en vida.

y aquí ¡Gracias a dios!
uno no cree en lo que oye.

Al día siguiente, una vez vuelto a Meca, el Profeta describió a la gente lo que acababa de vivir. Los idólatras se trasmitieron el relato y lo acogieron entre burlas. Incluso algunos lo desafiaron a describir los restos del Templo de Salomón, ya que había estado en él. Durante su visita a Jerusalén, Muhammad no se había fijado en los detalles, y no pudo responder al principio. Al-Bujâri y Muslim continúan su narración con las siguientes palabras del mismo Profeta: “Cuando los qurashíes me desmintieron, fui al interior del recinto de la Kaaba, y ahí Allah me hizo ver de nuevo el Templo de Jerusalén. Salí y se lo describí tal como había aparecido bajo mi mirada”. A pesar de ello, los idólatras siguieron afirmando que Muhammad mentía o había sido víctima de una alucinación.

Los idólatras acudieron ante Abû Bakr, cuya sensatez y prudencia valoraban, y le contaron lo que andaba diciendo Muhammad, de quien se había convertido en seguidor. Esperaban que él se echara atrás y abandonara al Profeta, pero en lugar de ello, él dijo: “Yo digo que sus palabras son verdaderas, y lo sostendría aunque fuera más lejos en sus afirmaciones”. Por ello, Abû Bakr, que luego sería el primer califa del Islam, recibió el sobrenombre de as-Siddîq, el que confirma a Muhammad.

Ese mismo día, Ŷibrîl (Ángel Gabriel) volvió a mostrarse a Muhammad y le detalló los actos que debían realizarse durante el Salât (oración) y su horario, quedando definitivamente establecido. Antes de esta institución, Muhammad, siguiendo la tradición de Abraham, realizaba dos rak‘as al amanecer y otras dos al atardecer, en dirección hacia Jerusalén. Jerusalén siguió siendo la Qibla (dirección) de los musulmanes durante algún tiempo, hasta que el Corán, tras la Hégira, ordenó orientarlo hacia la Mezquita Haram de Meca.

A algunos investigadores les gusta subrayar el aspecto humano de la vida del Profeta mostrando que él no hacía caso a los milagros, que renegaba de ellos y rechazaba a los que le pedían que los realizara. Él afirmó que los milagros estaban fuera de su alcance. Esos investigadores se refieren, para probar la veracidad de sus afirmaciones, a versículos del Corán, como uno en el que Allah dice: “Los Signos sólo los tiene Allah” (6/109). El lector acaba creyendo que la vida del Profeta estuvo muy alejada de los milagros que Allah utiliza para ayudar y animar a Sus Profetas auténticos.

Dice el Sheij:

La historia de Muhammad no es especial ni mítica. No hay leyendas ni milagros. Nada comparable a Buda o Cristo. Es un hombre normal que vive muy normal. Esta normalidad es más valiosa para el Islam futuro que nada. El hombre, al divinizar a los profetas los aleja de sí, de sus posibilidades, les justifica su no dejarse seducir a la espiritualidad. Y si es verdad que Muhammad tiene sobre sí la protección de Allâh (la jisma) es sobre todo para no ser divinizado.

¿Qué es ser creyente?

Mientras no se demuestre lo contrario es una palabra que pertenece a otra religión distinta al Islam. Los diccionarios dicen que un mumin – alguien que tiene imán – es “un creyente”. Pero …¿cómo puede significar “creyente” y ser asimismo uno de los Nombre de Allah “Al Mumin”? Por lo tanto, el imán tiene que ser algo que tenga tanto las personas como La Divinidad. Es un motivo más para dudar que el imam sea la fe.

La comunidad del principio del Islam nunca definían al imam en abstracto, sino por acciones: imam es hacer esto o lo otro. El Islam no viene a mostrarte algo en que creer, sino un quehacer. El imam son gestos. Gestos relacionados con la vida social.

“Quien tenga imam que hable bien o que se calle, que sea generaso con su vecino, que sea generoso con su huésped”.

El mumin es alguien de quien no tiene nada que temer quien está a su lado. Eso dice el dicho: “El musulmán (no el muslim sino el mumin) es aquella persona cuya mano y cuya lengua su prójimo está a salvo”. El mumin es alguien que no molesta a sus vecinos:

Dijo Muhammad: “No tienen imam. No tienen imam. No tienen imam”. “¿Quiénes?” Le preguntaron sus compañeros. “Quienes molestan a sus vecinos a sabiendas y no cambian de actitud”.



Y por otro lado está la teología:

A Allâh no podemos manipularlo mediante conceptos.
Mutakal-lim, teólogo, es textualmente en árabe "un hablador", un charlatán.

Indefinición de Allâh

Los Nombres de Allâh son lo que sustenta la existencia. Describen su acción, no a Allâh. No hablan de Él, hablan del mundo. Allâh no es un concepto para la teología; es un anticoncepto para nuestra perplejidad.

Sus Nombres no lo definen, sino que son vías que te abren a él. Es importante comprender que en el Islam no se define a Allâh, no hay una teología positiva. Allâh será "lo que quiera que sea" que se vaya mostrando como Allâh y en el modo en que lo vaya haciendo. Allâh no es sino algo en lo que debes de progresar, un desafío, una propuesta. Al musulmán no se le da una doctrina en la que creer sino que se le quiere despertar a la búsqueda de Allâh, de su propio sentido. La teología cristiana quiere explicar a Dios, la islámica negar que pueda explicarse a Allâh. Nuestro objetivo es no poseer la verdad sino ser poseído por ella. Estar poseído es ser un loco desde el punto de vista de los demás.

La diferencia radical estriba en tratar de hacer bajar lo sagrado a nuestro universo de comprensión (y, consiguientemente, vaciarlo de contenido) o abrirse ante lo infinito, ante lo indeterminado, fuente de toda determinación. El sufismo consiste en esas operaciones internas que te van abriendo, que van abriendo tu corazón para que en él quepa Allah. "No me abarcan ni los Cielos ni la Tierra, pero sí el corazón del hombre" (dice el hadiz). No debemos hacer comprensible a Allah.

Es tan simple, así
(no podés elegir)

Nadie sabe de ante mano que será una persona elegida para recibir un mensaje o llevar a cabo una misión divina.

Claro que no siempre, ¿ves?
resulta bien

Imaginen por un momento recibir un mensaje o tener una experiencia angelical y contárselo a las personas que nos rodean.

Se narró que Abu Darr dijo: “Le dije al Mensajero de Dios (que la paz y las bendiciones de Allah sean con él): “Oh, Mensajero de Dios ¿cuántos profetas hubo? Él respondió: “ciento veinticuatro mil”. Le pregunté: “¿Y cuántos mensajeros hubo? Él respondió: “Trescientos trece, un buen número”.

La gran mayoría no conocemos su historia ya que no han podido transmitir el mensaje ya que fueron perseguidos, rechazados, asesinados, expulsados de su comunidad. En general son personas a quienes se le indica que tienen una enfermedad mental.

Un Profeta es aquel que recibe la Revelación de Allah de una ley, pero no se le ha ordenado propagarla, solamente practicarla él mismo, sin ser llamado a transmitirla. Un Mensajero es aquel que recibe la Revelación de Allah sobre una ley y es llamado a propagarla y actuar acorde a ella. Todo Mensajero es un Profeta, pero no todo Profeta es un Mensajero.

Cada una de estas personas han sufrido su misión:

No hay historia de profecías que no estén regadas de sufrimientos provocados por rechazo de sus contemporáneos.

Como ejemplo tenemos a María, la paz y bendiciones de Allah sean sobre ella.

Corán Sura “María”, versículo 22:
"Preferiría haber muerto antes que esto, y así hubiera sido olvidada completamente".

Cuando Abdallah Ibn Omar preguntó al Profeta por la sensación que experimentaba en el momento de la Revelación, le contestó:

“No se me revela algo sin que tenga la sensación de que me arrancan el alma de mi cuerpo”

A toda persona que ha recibido un mensaje la han tratado de loca, les han perseguido, en muchos casos les han asesinado.

Atado con doble cordel
(el de simular),

Como hemos visto en los pasajes anteriores, Muhammad, primero recibió el duro golpe de verse receptor de una Revelación que trastocaba su mundo y lo desconcertaba. Después, debió enfrentarse al rechazo y la oposición de su gente. Él -aparentemente un hombre normal- se vio sumido en la singularidad, y en la soledad que conlleva. Estaba sin armas ante lo que le estaba sucediendo, y se veía sin armas para enfrentarse al mundo que ahora lo rechazaba.

La primera etapa tuvo que pasar a la clandestinidad.

Le permitió a sus seguidores y seguidoras que, si les obligaban a estar en contra del Mensaje, insultar al Profeta podían hacerlo. Preservar sus vidas era prioridad.


no querés girar maniatado,
querés faulear...
y arremolinar.

La Kaaba era originariamente el templo que levantó Abraham con su familia. Con el tiempo se volvió un punto de reunión y empezaron a aparecer imágenes de diversos dioses y diosas.

Muhammad tuvo que esperar a poder circunvalarla y limpiar la Casa de Allah de ídolos.


Cuando Allah ordena a Muhammad que divulgue el Islam, éste congrega a su gente en la colina de Safa y les dice: "¿Os gustaría vencer a vuestro mayor enemigo?" La multitud preguntó: "¿Quién es y dónde está ese enemigo?". Muhammad contestó: "El enemigo sois vosotros mismos y se esconde en vuestro corazón, boca y mente...está en vuestro corazón”.


Medís tu acrobacia y saltás.
Tu secreto es:
-La suerte del principiante
no puede fallar.-

Esto recuerda a un evento en donde el Profeta Muhammad estaba muy confiado en recibir la profecía cuando el disponía.

Los idólatras de Quraish les pidieron a los Rabinos de Medina algunas preguntas para probar a Muhammad de su profecía, y les respondieron que preguntasen a Muhammad sobre tres cuestiones: 1ª. Sobre los Creyentes de la Caverna. 2ª Sobre “Dul Qarnay n”. 3ª. Sobre el Alma (Ruh). Si las sabía, sería signo de su autenticidad como Profeta.

El Profeta Muhammad confiado de la Revelación, les dijo que vuelvan al día siguiente pero estuvo prometiendo dicha Revelación por quince días, llegando a ponerse triste por dicha tardanza. Después de este periodo, se les fue revelada las tres cuestiones en la Sura de “La Caverna” y en las aleyas 23 y 24 indica lo siguiente:

“Y no digas sobre nada (que intentas): «Lo haré mañana». Sin (añadir) «Si La Divinidad quiere (Insha Allah)». Y recuérdale y menciónale (inmediatamente) si te olvidas (de hacerlo cuando expreses una intención para el futuro). Y di: «Espero que mi Divinidad me guíe hacia lo que está más cerca de la conducta correcta que esto (mi olvido)” (18: 23-24)


Alguna vez, quizá, se te va la mano

Varias veces La Divinidad le llamó la atención al Profeta Muhammad sobre algunas actitudes:

“Frunciste el ceño y le volviste la espalda al ciego cuando se presentó ante ti. [Se refiere a cuando ‘Abdullah Ibn Umm Maktûm, que era ciego, interrumpió su prédica a los nobles de Quraish]…” (80:1-2)

Y otra:

De Abdullah Ibn Úmar que dijo:
“Oí al Mensajero de Allah diciendo al levantar su cabeza de la prosternación para volverse erguido, en la última prosternación de la oración del alba:

‘¡Oh Allah! Maldice a tal y tal persona’. Esto lo decía después de decir: ‘Samia Allahu liman hamidah. Rabaná wa laka alhamd’ (Allah escucha a quien Lo alaba. Para Ti, oh Divinidad, son las alabanzas)”.
Después de esto, fue revelada esta aleya “No es asunto tuyo si La Divinidad acepta su arrepentimiento o les castiga” (3:128).


y las llamas en pena invaden tu cuerpo

El Profeta Muhammad, la paz y las bendiciones de Allah sean con él, nos informó, según lo registró Muslim, que él le pedía a Allah perdón cien veces al día. Además, solía repetir la siguiente súplica: “Allah, perdona mis faltas, mi ignorancia, mi extralimitación y todo lo que conoces de mí. ¡Oh, Allah! perdóname por todo lo que he hecho y he dejado de hacer, lo que he hecho en secreto y en público, Tú eres el Todopoderoso” (Bujari).

Los Profetas acostumbraban a hacer las siguientes:

Noé: {¡Allah! Perdóname y perdona a mis padres, a todo aquel que ingrese a mi casa como creyente, y a todos los hombres y mujeres que crean en Ti. } [Corán 71:28].

Abraham: {[…] de Él anhelo que perdone mis faltas el Día del Juicio} [Corán 26:82].

Moisés: {Dijo Moisés: “¡Oh, Mi Divinidad! Perdona a mi hermano y a mí, y ten misericordia de nosotros. Tú eres La Fuente de Misericordia”} [Corán 7:151].


Angel de la soledad
y de la desolación
preso de tu ilusión vas a bailar,
a bailar...bailar.

Esto a uno de los ángeles de gran importancia en el Islam, el Ángel Rafael o Israfil.




Israfil, un bello ángel que domina la música, canta alabanzas a Dios en mil idiomas diferentes, cuyo aliento sirve para inyectar vida a huestes de ángeles que se suman a los propios cantos.

El Imam al-Sajjad rezaba por Israfil de la siguiente manera: "¡Oh Allah! Envía saludos a Israfil que es el dueño de la Trompeta y está esperando tu orden para tocar la Trompeta y despertar a los durmientes de las tumbas"

vas a bailar,
a bailar...bailar.

Él tocará la Trompeta tres veces.

vas a bailar,

En la primera vez, esto se hará muy fuerte y durante un largo tiempo para asustar a todos los seres vivientes y la gente se desperdigará en diferentes direcciones.

a bailar,

Cuando la Trompeta toque por segunda vez, la tierra quedará limpia de todo lo que hay en ella y toda la vida perecerá, excepto en lo que se refiere al Creador.

bailar

Y en la tercera vez, la Divinidad le ordenará que toque la Trompeta con el fin de hacer revivir a todos y las personas resucitadas aparecerán ante Allah esperando el Juicio Final.

Angel de la soledad
y de la desolación

El Profeta Muhammad (PD) dijo: “Verdaderamente, el ángel de la Trompeta está constamente esperando desde que esta obligación le fue impuesta y mira intensamente hacia el Trono temiendo que si aparta la vida, le sea dada la orden antes de que vuelva a mirar hacia él. Al mismo tiempo, sus ojos son como dos estrellas brillantes”. (Al Hakim)

preso de tu ilusión

En el Islam está la idea de la percepción que tenemos en general de este mundo es una ilusión. Si nos quedamos solamente con lo superficial nos perderemos de la realidad.

Del término tugian (rebeldía, resistencia, mugido) viene la palabra tagût (déspota, demonio, ídolo). El ser humano que no despierta de la gafla (de la distracción) se convierte en déspota: se aferra a sus propias mentiras y con ellas construye su universo; un universo en el que él reina sin que nada le haya concedido ese poder. El despota (tagût) aferrándose a su mentira se endiosa (tagût) dentro de su mundo ilusorio, pero de hecho actúa como un demonio (tagût) en el mundo de lo real.

Dijo un Sheikh que Shaytan (Satán) es la personificación de la ilusión.

“La vida mundanal no es más que un placer ilusorio” (3:185).

Un Sheij dijo acerca de las desgracias:

“Cuando Allâh nos quita las cosas es para que le descubramos. Nos destruyen las ilusiones para que nos libremos de ellas.”

Por otro lado el sheij indica que el mundo no es una ilusión. Pero si la persona piensa que el mundo es real separado de Allah se equivoca. Allah es el que dota de realidad al Todo, que sin Él no es nada. Es real el mundo de lo visto, y es real el mundo de lo no visto, y es real el mundo de Allah donde desaparece nuestro mundo.

Jamás ha habido otra cosa que aquello que te soporta ahora mismo cuando todavía eres un ignorante. En tu camino sólo mueren las ilusiones que tenías respecto a lo real.

Si no mueres al mundo ilusorio de tus imaginaciones respecto a lo real y tus esperanzas, mientras estés satisfecho con tu mundo, no estás abierto por Allah; Allah aún no te ha permitido ir hacia Él.

Así que confiad en Allah, en Su Mensajero y en la luz que Nosotros hemos descendido. Y Allah de lo que hacéis está bien informado8. El Día que Él os junte para Día del encuentro, ese será el Día de las ilusiones (al-taghābun ). (64:9)

Hay quien traduce al-taghābun como «decepción mutua», sin embargo, yo creo ver en estas palabras «ilusiones». Ilusiones que pueden llegar a cumplirse o que pueden diluirse ante Su presencia, donde todos hemos de comparecer.

Antonio de Diego González es islamólogo, doctor en filosofía y Director del Centro de Documentación y Publicaciones (CDPI) de Junta Islámica, hizo una interesante traducción de uno de los nombres del Día del Juicio, el Día de la Desengaño (al-taghābun).

“Así que confiad en Allah, en Su Mensajero y en la luz que Nosotros hemos descendido. Y Allah de lo que hacéis está bien informado. El Día que les junte para Día del encuentro, ese será el Día de las ilusiones (al-taghābun). Y aquellos que crean en Allah y obren justamente, Él destruirá sus errores y les hará entrar a jardines en los que debajo fluyen arroyos, en los que permanecerán por toda la eternidad, para siempre”. (64:9)

Hay quien traduce al-taghābun como «decepción mutua», sin embargo, yo creo ver en estas palabras «ilusiones». Ilusiones que pueden llegar a cumplirse o que pueden diluirse ante Su presencia, donde todos hemos de comparecer. El mundo material es una gran ilusión, una gran alegoría que vivimos y como se dice en sura al-waqiah: «Nosotros decretamos para vosotros la muerte y nadie se Nos puede escapar, ya os cambiamos y Nosotros os volveremos a crear de una forma que no conocéis…» (Corán 56: 60-61).

Con esa percepción de lo real y lo ilusorio enfrentarás al Día de Juicio…y también lo hará el Profeta Muhammad, la paz y bendiciones de Allah sean sobre él.



Arte:

Israfil (Dia del Juicio del Islam, 1912)

Edmund Dulac










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